El Smartphone
A través de la historia hemos aprendido que
las cosas elementales se han vuelto objetos increíblemente complejos, distintos
de la sencillez que en sus orígenes predominaba, recordando la aparición de la
rueda o el fuego; claro, la complejidad es ahora la mejor asistencia que como
seres humanos podemos recibir, facilitándonos la existencia si así se le puede
llamar, acelerando el ritmo de nuestras vidas o bien aprendiendo cosas nuevas y
constantemente.
Ahora bien, enfocándonos al teléfono, ¿Hasta dónde
hemos llegado?, remontando la idea del mismo encontramos a Marconi y Graham
Bell, quienes buscaron transmitir y recibir datos de manera o no inalámbrica y
que hasta el día de hoy se discute la correcta aportación de ambos. Desde un
inicio fue asombroso acortar la distancia a través de la voz o bien de los
teletipos y a esta comunicación le siguieron distintos fines, la
comercialización de las noticias, la transmisión de datos militares y por
supuestos aquellos mensajes que se consideraran de interés y que pudieran
sustentarse económicamente.
Hoy en día la comunicación radio telefónica
fue reduciéndose a través de sistemas inalámbricos, simplificando y abaratando
los servicios, ahora ya no nos limitamos a llamar y recibir llamadas, el teléfono
que parecía un arma a inicios del siglo XX se ha convertido en aparatos que
bien parecen de espías; llegan al punto que tenemos más datos en el teléfono
que en las computadoras y no solo hasta ahí llega lo increíble, resulta que hay
quienes tienen más información en sus teléfonos que en sus cabezas, o bien con
el chiste ronda el internet “hay personas que su teléfono es más inteligente
que ellas”, situación que nos hace analizar la veracidad de dicha afirmación.
Si bien es cierto, el teléfono moderno
“Smartphone” ha simplificado en gran manera las situaciones cotidianas de la
vida, ahora utilizamos más los mensajes, nos conectamos al resto del mundo en
cualquier parte, nos enteramos de las situaciones que no podemos ver,
prevenimos situaciones, aprendemos nuevas cosas y un cumulo de actos que
podríamos realizar, sin embargo, ¿Es así de bueno?, si les dije que utilizamos más
los mensajes ¿Las personas tienen mejor ortografía? Pensemos, creo que NO,
ahora es mucho peor sin importar el idioma del que se trate, ahora importa que
se entienda el fin sin importar lo
correctamente aplicable que haya sido; y ya que nos conectamos con el resto del
mundo, increíblemente las personas siguen sin saber el orden de los continentes
y desconocen la cultura teórica de los países, o sea que si no hablan como
nosotros no entienden y no les importa; si hablamos de prevenir, da lo mismo
que nos avisen que hay tráfico, un accidente o un payaso gracioso a tres
cuadras, se les va el tiempo en ver qué pasa con los actores o utilizar las
redes sociales para las bobadas que bien se dicen a los 10 minutos en persona;
ahora si hablamos de aprender, todos saben jugar Angry Birds, usar Facebook y
Twitter, pero habrá que preguntarles el trabajo que realizo la compañía que
fabrico su teléfono o bien al menos la historia de las comunicaciones , o tan
siquiera la primera llamada, así que mejor ni preguntar por hechos aledaños a
su cultura, ahondado a eso hay que ver a esas parejas o amigos que estando
juntos no hablan ni se ven, que sus teléfonos los entretienen.
Así que a pesar que tenemos en nuestras manos
un mecanismo de gran ayuda, termina siendo una piedra más de tropiezo, hoy en
día existen addons para nuestros teléfonos en los cuales podemos contribuir a
actos de beneficencia, ebooks extendidos para pequeños formatos, incluso
herramientas relacionadas con la salud y aún en las redes sociales adheridas a
los teléfonos podemos ampliar nuestro entorno cultural y personal. Hace unos
días pude acudir a un museo que a través de una aplicación podía recibir la
narración del recorrido en el mismo incluso con información adicional, si
redituamos este último párrafo podemos decir que si es un “Smartphone” y que
nosotros estamos delante de el en su uso, no deberíamos dejar que este aparatos
sea más que nosotros, que nos aparte del conocimiento ni mucho menos de las
personas.
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