Si hablamos de la palabra amigo o de amistad,
creo que estamos ante un saco muy grande en el que puedes poner de todo,
digamos que un saco sin fondo, para hacerlo más imaginativo como el de Santa
Claus, el señor este lleva un saco tan grande que puede meter de todo ahí para
repartir, nunca se rompe e increíblemente puedes meter cualquier objeto y su
forma sigue siendo la misma; digamos que el amigo parece que va siendo este
saco, le pones y le quitas de todo y ahí sigue, el sicólogo se acaba la hora y
te dice hasta la próxima, claro hay que pagar.
Una vez leyendo un tweet me llamo la atención
que decía que cuando dos amigos se ven pueden empezarse a reír de cosas que
solo ellos entienden aún sin mencionar palabra alguna, seguido de eso había otro
que decía que los amigos son hermanos de distintos Padres, ¿Pero que tanto le damos
el valor a ello? La mayoría poco, esperas que todo venga a ti, que cuando rías,
ría el amigo, cuando lloras, que te consuele, cuando ganas, que se alegre por
ti, cuando metas un gol, que te diga que golazo y ¿Cuándo él hace o le pasa todo
lo anterior? ¿Puedes reír de su chiste? ¿Puedes consolarlo? O al menos ¿Llorar
con él?, ¿Alegrarte por sus triunfos? o ¿O decirle que es mejor que Messi y
Cristiano Ronaldo juntos?; estamos hablando de una relación de doble vía y pensando
en quitarnos esa idea que hay que ser iguales, si piensas eso mira un
rompecabezas, a ver si las piezas iguales cazan, si tu amigo es un asesino y tu
un santo, bueno, eso es diferente, pero lo bueno de la amistad es que no pide
requisitos, no esperas que una institución apruebe tu solicitud ni nada que se
le parezca.
Otra vez lei una frase: Mantén a tus amigos
cerca y a tus enemigos aún más cerca; algunos han interpretado dicha frase como
la forma más fácil para conocer que planifican los enemigos, pero imaginen
esto: Solo un amigo va a la guerra contigo aunque estén combatiendo al mayor de los ejércitos,
pero esperen, tranquilos, ahora imaginen, de seguro tu amigo vendrá detrás de
tus enemigos gritando “acá estoy” “los tenemos” “ahora sí”, sabrían que uno y
su amigo están perdidos, pero el aprecio es tanto que como decimos en América,
va a todas.
Varias veces me ha pasado algo, salgo y digo:
¿Qué hago acá? ¿Por qué te hago caso? “Me lleva” “No aprendo”, sin embargo
estoy seguro que a la próxima, ahí estaré y más aún, cuando yo hago las locuras
ahí está el amigo diciendo lo mismo que yo ya había dicho; así que creían que
amigo era el que simpatizaba contigo por la misma cosa, pufff olvídalo, es
aquel que te aguanta por tus locuras y sabes que las demás locuras terminarás compartiéndolas.
En fin hay tantas pequeñas frases que pueden
agrandar la amistad, pero refinarla solo esos pequeños detalles, al amigo no le
puedes ocultar nada, de todos modos al verte lo sabrá, y la mayor parte del
tiempo no podrá hacer nada por ti, pero seguramente se sentará en la acera en
la que lloras te volteará a ver y empezará a llorar, te lo aseguro; pero al
final todo llega a la sonrisa, las cosas pasan, cambian y mejoran, y si has
tenido un poco de conciencia, voltea a ver, el mismo amigo estará ahí, valoren
eso, se darán cuenta, no importan donde estén ni lo que hagan, cuando se vean
volverán a reírse sin hablar y regresar al mismo sitio para sentir esa emoción
que vieron antes.